martes, 2 de mayo de 2017

NADANDO CON ORCAS EN NORUEGA

Texto: Mónica Alonso Ruiz y Olivia Manrique
Fotos: Olivia Manrique y Stromsholmen

Olivia Manrique por fin pudo cumplir uno de sus más ansiados sueños: nadar con orcas. Había conseguido realizar muchos de ellos, como bucear con el tiburón tigre, otros tipos de tiburones y con leones marinos. El norte de Noruega es el único lugar del mundo dónde es posible hacerlo, y el pasado mes de noviembre tuvo la oportunidad de pasar 6 días en un barco navegando entre orcas y nadando con ellas. Olivia es bióloga marina e instructora de buceo y nos conocemos de hace muchos años, de mis primeros tiempos en ZOEA, donde ella daba clase de biología marina, y donde aprendí tantas cosas de la vida marina. Ahora nos cuenta su experiencia con estos míticos animales.
Olivia Manrique en Tromso
Orcas: que aunque mal llamadas ballenas asesinas, no son ballenas en absoluto, dado que son los delfines más grandes. Son, como los grandes tiburones, depredadores situados en la cúspide de la cadena alimentaria, y se alimentan de todos los organismos situados por debajo de ellas, desde arenques a mamíferos marinos y tiburones. Son mamíferos, y por ello animales muy evolucionados y con una gran capacidad intelectual, que han demostrado numerosas veces por el desarrollo de una rica vida social y espectaculares estrategias de caza. El término orca viene del latín y significa monstruo de mar, y a su vez de la palabra orcus, dios de los infiernos. Nada más lejos de la realidad, como veremos a continuación: ni son monstruos ni ballenas tampoco.

La fascinación de Olivia por los grandes animales marinos le viene desde el inicio de sus estudios de biología. “De las orcas admiro su gran inteligencia, que les lleva a tener una gran vida social y familiar muy compleja, con lenguaje propio, e increíbles estrategias de caza, generalmente en grupo”, nos dice.

Las orcas de Noruega

Las orcas son cetáceos odontocetos (los que tienen dientes, a diferencia de las ballenas, que son misticetos), pertenecientes a la familia Delphinidae. En cuanto al su nombre científico es Orcinus orca, y para que veamos que son los delfines más grandes, Olivia nos explica que inicialmente se les llamó Delfinus orca.  Nombres comunes tienen muchos, y en general, en español se las conoce como orcas. En inglés se las llama killer whales (ballenas asesinas) o black fish (pez negro). Es curioso cómo los nombres comunes de los animales marinos muchas veces nos llevan a la confusión, pues ni son ballenas ni tampoco peces, ni asesinas.

Olivia nos cuenta que “Existen varios lugares en el mundo donde se pueden observar orcas. En primer lugar, y por el gran número de individuos que habitan sus aguas, se encuentra  la Columbia Británica, donde hay gran cantidad de negocios de avistamiento, y por tanto el lugar está  muy masificado; en segundo lugar está Nueva Zelanda, donde los avistamientos tan solo tienen una probabilidad de ocurrir en el 50 % de los casos; la Patagonia, donde el porcentaje de avistamiento es aún mucho menor; Sudáfrica muy al sur de Ciudad del Cabo, y por tanto muy lejos de cualquier lugar habitado, y también con muy escasas probabilidades de éxito, y finalmente en el norte de Noruega, en la región de Troms, que es sin duda el mejor lugar para avistarlas, y el único lugar en el mundo donde te permiten nadar con ellas. Se trata de una población residente en la zona, y que se alimenta exclusivamente de arenques”.

Según el operador hay unas 1000 orcas en la zona durante la temporada, lo cual garantiza al 100 % el encuentro con ellas. Las orcas están allí en los meses del invierno alimentándose de arenques. El resto del tiempo se cree que se encuentran en mar abierto y lejos de la costa.
En la zona norte de Noruega, desde 1992, el operador de buceo Stromsholmen Seasportcenter, propiedad de Olav Magne Strömsolm, viene realizando la actividad de safari con orcas, en la que se puede nadar con ellas desde mediados de octubre a mediados de febrero, que es cuando las orcas están por la zona, que representa su área de alimentación invernal, cuando la surgencia de plancton permite la existencia de bancos de arenques. Para ello cuentan con un barco, el MS Sula, que admite 12 clientes, en viajes de 3 o 6 días. Hasta diciembre las orcas están en la zona de Kaldfjord, y a partir de enero las orcas están en la zona de mar abierto, en la zona de la isla de Senja. Olivia nos cuenta que como ella estuvo a mediados de noviembre, se partía de la ciudad de Tromso, que cuenta con aeropuerto propio, se pernoctaba en el propio barco en un muelle cerca Tromso a unos 30 minutos en coche de la ciudad y cada día por la mañana se salía en búsqueda de las orcas.
El puerto de Tromso. 
Hay que considerar que se está muy al norte y que las horas de día son escasas: en los meses de noviembre, diciembre y enero las horas de luz son de 9,30 a 13,30 y en octubre y febrero desde las 9 a las 14,30. No se trata de luz diurna como estamos acostumbrados, sino de claridad solamente, y el sol no es visible desde finales de noviembre a mediados de enero, en lo que se considera noche polar.
El barco MS SULA. Obsérvese la luz diurna, la de la foto es la máxima que se tiene en noviembre. 

La actividad de nadar con orcas. La logística

El barco no es un barco de buceo como a los que estamos acostumbrados los buceadores: uno se equipa en dónde “quiere”, aunque lo normal es el interior del propio barco por el frío, y los trajes se dejan escurrir en un pequeñísimo cuarto acondicionado para ello. En superficie hay unos 5 grados bajo cero, por lo que equiparse en cubierta no es muy aconsejable. La temperatura puede ser aún más baja en función de la semana en la que se realice la actividad pudiendo alcanzarse los 15-20 grados bajo cero.

Una vez encontradas las orcas, Olivia nos explica que se hacen dos grupos de 6 personas, y cada grupo se alterna para ir al agua, estableciéndose turnos rigurosos de alrededor de 2 horas (en función de las horas de luz estos tiempos pueden modificarse algo), para que ningún cliente esté más tiempo con las orcas que otros. Para acercarse a las orcas se utiliza una embarcación auxiliar o dinghi, en la que los nadadores van totalmente equipados con el traje seco, capucha, máscara y tubo, sentados con las aletas hacia el agua, dispuestos a saltar a la voz de Go!!!, go!!! “Es impresionante estar rodeado de cantidad de grupos de orcas por todos lados. Es una pena que la luz sea tan escasa y las oportunidades de hacer buenas fotos tan difíciles”, describe Olivia.
El dinghi con los nadadores y su traje seco en posición de tirarse al agua.

Fotografiar las orcas con estas condiciones de luz es difícil. 
La seguridad en la actividad es absoluta: no te permiten estar en el agua más de 4-5 minutos cada vez, para evitar problemas con el frío y no molestar a los animales pero te permiten entrar en el agua varias veces según los turnos de los grupos. Hay un buzo de seguridad, un apneista (Pierre Robert de Latour) que conoce excepcionalmente bien a estos animales, un verdadero valiente que siempre va equipado con neopreno y que con ese equipo practica la apnea con más facilidad: el resto de personas en el agua pueden hacer apnea sin problema aunque con el traje seco resulta bastante complicado.
El barco auxiliar. 
El apneista de seguridad, Pierre Robert de Latour es experto en orcas y cabeza de la asociación USEA (Undersea Soft Encounter Alliance), que se dedica a estudiar y defender a estos animales.
Pierre Robert de Latour, el experto en orcas y apneista de seguridad. 
Olivia nos muestra su sorpresa porque “las exigencias a los clientes, considerando las condiciones del mar, curiosamente son nulas. No se exige licencia de buceo, dado que es una actividad en snorkel, aunque requiere del uso de traje seco. La temperatura del agua estaba en 6 grados, y las condiciones del mar, aunque bastante buenas al encontrarnos al resguardo en los fiordos, eran duras, requiriéndose de gran agilidad y habilidad para pasar del barco al dinghi (principalmente el agotamiento lo producen las subidas y bajas continuas al barco durante la actividad: mucha ropa, y  movilidad reducida). Es una actividad físicamente exigente y el movimiento de los clientes tanto del barco al dinghi como la entrada al agua y salida se realiza siguiendo estrictamente las indicaciones “casi militares” de la tripulación. Se trata de extremar las medidas de seguridad, evitar caídas al agua y de que no se pierda nadie.”

El protocolo es el siguiente: con el dinghi se navega de forma muy respetuosa entre los grupos de orcas, analizando qué es lo que está haciendo cada uno, luego se aproximan al grupito que consideran adecuado para el acercamiento, se permite a los nadadores tirarse al agua e interactuar con los animales, y se sale del agua cuando te lo indican. Se trata de acercarse a grupos que el operador considera adecuados para realizar la actividad. No se puede uno acercar demasiado a los animales ni por supuesto tocarles. Y en el caso de que el buzo de seguridad estime que hay un acercamiento excesivo, obliga a salir a todo el mundo del agua.
Los 4 pasos de la observación y natación con orcas. 
Olivia nos explica que “no se pasa frío en el agua si vas bien equipado. Ella llevaba doble capucha, aunque el resto solo llevaban una y ella en particular llevaba guantes secos, con los que solo tenía frío en los trayectos del dinghi. Para los que llevan guantes húmedos en el barco hay  un termo de agua de caliente, que utilizan entre  salto y salto para templar las manos de todos aquellos que lo necesitábamos,  aunque principalmente estaba destinado para aquellos que utilizaban guantes húmedos”.

La interacción con los animales. Las sensaciones vividas

Como ya hemos explicado al principio, no es la primera vez que Olivia entra en contacto con grandes animales en el agua, y por ello le preguntamos por sus sensaciones en el contacto con las orcas. “En realidad las orcas no transmiten agresividad ni tampoco hostilidad: es impresionante ver como un animal que puede matarte si quiere, te ignora la mayoría del tiempo. Lo que más me gustó fueron las ocasiones en las que tu mirada se cruza con la de alguno de los animales. Ahí es donde te das cuenta de su majestuosidad y su inteligencia: en realidad te están observando todo el tiempo sin que te des cuenta, más bien te controlan ellas a ti. Y no expresan nada de curiosidad hacia los nadadores. Se nota que en realidad nuestra presencia no afecta mucho a su comportamiento”. Por otro lado nos explica que “a diferencia de nadar o bucear con delfines o leones marinos, o incluso con algunas especies de tiburones, las orcas no muestran especial curiosidad por los humanos; simplemente parecen aceptarte como una especie más de su hábitat, y son ellas claramente las que deciden en cada encuentro, cuánto tiempo se quedarán  a tu lado y la intensidad del mismo: si no les interesa tu presencia, sencillamente se marchan”.  
Las orcas suelen sacar la cabeza para “espiar”.
Además de orcas, por la presencia de plancton y bancos de peces, también son muy frecuentes los encuentros con enormes yubartas o ballenas jorobadas. Sin embargo, a diferencia de con las orcas, se permite nadar a su lado si se da “casualmente” la circunstancia, y los buceadores ya están en el agua, pero no te dejan es tirarte a su lado “planificadamente”. “Nos dejaron bien claro que el acercamiento a una yubarta alimentándose es peligroso, no porque el animal sea agresivo, sino por el enorme tamaño del mismo, que no tiene en cuenta la presencia de nadadores a su alrededor, y que te puede dar un buen golpe sin quererlo cuando se mueve hacia los arenques o cuando abre su enorme bocaza. Hay una gran diferencia con el avistamiento o natación en otros puntos del planeta, como en Tonga por ejemplo, dado que aquí las ballenas se están alimentando y allí están criando y no se alimentan, por lo que el riesgo de colisión cuando abren su enorme boca no es tan probable”.
Las condiciones idóneas para realizar esta actividad son en primer lugar tener buena luz (mejor en octubre o febrero que en noviembre, diciembre o enero), que las orcas estén por la labor de interactuar con los nadadores y, el mejor momento, es sin duda alguna, cuando las orcas consiguen formar la bola de arenque, que es cuando las orcas se muestran en acción, y se “olvidan” de nuestra presencia. Pero, según Olivia, “no es lo habitual tener esas condiciones óptimas. Aún así el encuentro con estos animales es espectacular y una experiencia inolvidable el poder cruzar la mirada con ellas, sin duda un momento mágico en el que te das cuenta de que son seres inteligentes como nosotros. Es un sueño hecho realidad: las orcas son maravillosas por su estructura social, por saber que se comunican entre sí con lenguajes muy elaborados, llegando a tener dialectos específicos para cada grupo, por su comportamiento y por las estrategias de caza tan elaboradas que tienen. Estuve en Península de Valdés hace años, que es donde las orcas de allí utilizan la técnica de lanzarse a la orilla con riesgo de varamiento para cazar leones marinos, y me explicaron que esa estrategia tan sofisticada cada día la utilizan menos, aunque se desconocen los motivos, y han ido desarrollando otras, alternativas. Es impresionante ver lo inteligentes que son y cómo adaptan sus estrategias a los tiempos que viven”.   
En el viaje que hizo Olivia tuvo la suerte de que el Dr Alessandro de Maddalena, experto en grandes animales como el tiburón blanco y las orcas, les dio un curso de cetáceos y de orcas, en el que pudo aprender muchas cosas curiosas sobre estos animales.

Como actividades complementarias a realizar durante el viaje, por las tardes el barco está amarrado en el muelle y te acercan a la ciudad diariamente y es posible hacer excursiones para ver las auroras boreales o visitar su acuario ártico.
Sin duda ha sido una experiencia impresionante poder estar cerca de estos grandiosos animales, y una suerte que Olivia Manrique nos la haya contado. Posiblemente muchos de vosotros ya os estéis animando a hacer un viaje como este. Pues si es así tenéis que daros prisa, pues las plazas para 2017 y 2018 que quedan son pocas.

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