martes, 30 de mayo de 2017

BABOSAS DE MAR: TODO UN MUNDO DE COLOR Y APARIENCIA

Texto: Mónica Alonso Ruiz
Fotos: Luis Abad y Pilar Muñiz
Este artículo se publicó en la revista AcuSub nº 167 www.acusub.net

La Madre Naturaleza nos muestra sus bellezas de una manera sorpresiva y espectacular. El buceo con escafandra autónoma nos ha permitido disfrutar de la biodiversidad marina, y también de la parte de la belleza sumergida que nos era ajena antes de que el hombre pudiera bucear, resultando que la  sumergida es quizá más impresionante que la emergida, por el variadísimo catálogo de colores y formas que nos encontramos bajo el agua. Y cuando hacemos alusión al mundo del color y de las formas del mundo subacuático siempre nos acordamos de los camaleones del mar, los opistobranquios, con sus variadísimas formas y colores: es como si el mar hubiera querido sembrar sus fondos de coloridos tesoros para el disfrute de los humanos curiosos. En el mar nada es lo que parece, todos los organismos juegan a algo: mientras que algunos se muestran ostentosos, con su riqueza colorida, otros juegan al disimulo.

Opistobranquios y nudibranquios

Primeramente vamos a aclarar la diferencia ente babosas de mar u opistobranquios y los nudibranquios, dado que entre los buceadores no siempre está muy claro. Pues es muy sencillo, las babosas de mar u opistobranquios son un grupo amplio de más de 5000 especies, dentro de los cuales están los nudibranquios, con cerca de unas 2000 especies, siendo el grupo más evolucionado.

El nombre de opistobranquio deriva del griego ophisten, que significa detrás, por lo que un opistobranquio es un animal con las branquias hacia atrás. Estos animales tienen la característica de que tan solo algunos de ellos han conservado la concha típica de los moluscos (y si la conservan es muy reducida), tienen colores y formas llamativas, y su tamaño no suele ser muy grande.

La palabra nudibranquio es muy conocida entre los buceadores y seguro que todos sabemos que significa “branquias desnudas”.


Unas nociones de su anatomía

En cuanto a la anatomía de los opistobranquios, la variedad de formas y colores son su característica principal. Sin embargo presentan órganos comunes a casi todas las especies que nos permiten identificarlos: los “rinóforos” (o “cuernecitos”) con función sensitiva, junto a la cabeza; la boca, en la parte delantera del animal, que a veces presenta tentáculos orales; el manto o masa principal del animal; la “corona branquial” (o “penacho”) en la parte trasera; el pie o parte trasera del manto; y los “cerata” (o “pelillos”), que sobresalen del manto y que tienen función respiratoria, defensiva y que también son extensiones del sistema digestivo.

Fotos: Luis Abad

Las estrategias defensivas 

Una de las características de estos moluscos, y que los diferencia significativamente de los moluscos tradicionales, es la ausencia más o menos total de concha protectora, y cuando la tienen, es interna y está recubierta de tejido. Perder la concha defensora presenta inconvenientes: en principio son más vulnerables. Y sin embargo estos maravillosos seres han convertido nudismo en un arte, o lo que es lo mismo, presentan su piel desnuda pero decorada de manera artística y colorida, con el objetivo último de no ser depredados. Este arte que tienen, les permite una segunda función, la de ser las estrellas de los fotógrafos marinos. Quizá no es una función muy biológica, pero sí curiosa y entretenida.

En el juego del disimulo y de la apariencia equívoca las babosas marinas u opistobranquios son sin duda unas estrellas. El nombre de babosa nos recuerda a algún ser arrastrado y con poco glamour: nada más lejos de la realidad. Estas estrellas de la fotografía subacuática son muy ciertamente ambiguas: o colores llamativos, sorprendentes, o bien mimetismo y camuflaje. O me exhibo o me escondo…o soy lo que soy, o aparento ser otra cosa.

El camuflaje es la primera de las técnicas que utiliza un ser desnudo para no ser depredado. Hacerse invisible adoptando la forma y el color de los que te rodea es una táctica muy frecuente en la naturaleza, y se denomina coloración críptica. Los opistobranquios comen de todo, desde algas, esponjas a anémonas, corales blandos, ascidias, etc. Las especies suelen ser muy selectivas en cuanto a su alimentación e incluso pueden alimentarse solo de una sola especie. Muchos nudibranquios se alimentan de esponjas o briozoos, a veces de coloridos llamativos, y como viven literalmente encima de su alimento, pues adquieren los pigmentos del mismo, resultando un aspecto exterior muy similar, también llamativo. Algunos se alimentan de algas verdes (como Elysia viridis, que recoge los cloroplastos que incluso utiliza con funciones fotosintéticas para obtener una fuente de alimento alternativa) y así pasa a tener el mismo color verde del alga.
Otra forma radicalmente diferente de defensa es la coloración de advertencia, llamada aposemática, con colores muy llamativos, que indican al posible depredador que el animal es venenoso. Se llegó a pensar que estos colores tenían alguna función de llamar la atención con objetivo reproductivo, pero no es el caso, dado que los opistobranquios no pueden ver los colores: sus sensores situados en los rinóforos son detectores químicos o de presión y no ojos. Y en esta forma hay dos variantes, los opistobranquios que no son tóxicos y que intentan engañar a los depredadores adoptando los colores de una especie venenosa, en lo que se denomina mimetismo batesiano, y los que lo son realmente y esto ocurre cuando especies tóxicas que tienen colores diferentes evolucionan hacia el mismo color, para facilitar al depredador la identificación de la presa tóxica, en lo que se denomina mimetismo mulleriano. 
En algunos casos muchas de las presas de las que se alimentan son tóxicas, y pueden utilizar los metabolitos tóxicos de sus presas para defenderse. Es el caso de los nudibranquios que se alimentan de cnidarios (pólipos, hidrozoos, anémonas) y que al comer sus células urticantes (los cnidocitos) sin sufrir daño alguno, los transfieren a las cerata (los pelillos que tienen los aeólidos) usándolos como mecanismo propio de defensa. Otros, menos tóxicos, adquieren sustancias tóxicas de las esponjas que comen y las acumulan en el manto, y otros incluso son capaces de segregar sustancias por la presencia de glándulas tóxicas en su manto, incluso algunas especies son capaces de segregar ácido sulfúrico. La presencia de color de advertencia en estos casos está bien justificada.

La reproducción

Pues si estamos sorprendidos por la variedad de formas y colores, y por lo que ello representa en cuanto a estrategias de defensa, otros aspectos también son interesantes, como el caso de su reproducción. Todos estos animales son hermafroditas pues poseen estructuras reproductoras masculinas y femeninas, aunque no son capaces de autofecundarse: necesitan una pareja, e incluso forman cadenas de individuos reproduciéndose. En general tienen el aparato reproductivo a la derecha del cuerpo, por lo que durante la cópula un individuo une su lado derecho con el mismo lado de otro individuo. el resultado de la fecundación es la puesta de muchos huevos, y curiosamente también con formas y colores muy variados.

Dada su ausencia de ojos, sus receptores químicos permiten la identificación de los otros individuos como de la misma especie o no, y así saber si son individuos compatibles para reproducirse o no.

Algunas babosas de mar

Finalmente vamos a describir algunos tipos de babosas de mar, para poder identificarlas más fácilmente en la inmersión.

Las liebres de mar o anaspideos son un grupo bastante homogéneo de especies, donde podemos encontrar las de mayor tamaño, que llegan a alcanzar los 40 cm. Reciben ese nombre por el gran desarrollo, a modo de orejas, de dos de sus cuatros aprendices cefálicos, presentes en su cabeza, claramente diferenciada del resto del cuerpo. Presentan también dos “alas laterales” o parapodios, que son extensiones del manto, y que pueden extender o recoger en torno a su atrofiada concha interna. Bajo los parapodios se encuentran las branquias, por lo que este tipo de animales no presenta “penacho” branquial. Las liebres de mar son herbívoras y se alimentan de algas y fanerógamas  marinas. En nuestros mares podemos observar fácilmente tres especies Aplysia punctata, Aplysia  fasciata y Aplysia dactylomela, esta última más frecuente en el Atlántico y que podemos verla en Canarias. Su forma de desplazamiento se realiza mediante el deslizamiento sobre su pie musculado, y algunas de ellas son capaces de “nadar” torpemente pequeñas distancias cuando se las intimida. Como curiosidad se puede citar que estos animales poseen un sistema de defensa mediante la expulsión de “tinta”, cuya función es como la del pulpo, proporciona una pantalla líquida para que el animal pueda escapar rápidamente cuando es atacado.

Liebre de mar Aplysia dactilomela , fotografiada en aguas canarias.
 Foto: Luis Abad

Liebre de mar Aplysia punctata , fotografiada en aguas murcianas.
Foto: Luis Abad
Los sacoglossa son un grupo de opistobranquios muy curioso. Son también, en general, herbívoros y su rádula (o lengua raspadora de los moluscos) termina en un saco ciego, de ahí el nombre de este orden. Algunos usan la rádula en forma de estilete para poder absorber las células de las algas, por eso se les llama también chupadores de savia o sap-sucking. Son animales pequeños, que raramente superan los 3 cm, por lo que pasan generalmente desapercibidos al buceador. Su coloración es generalmente verdosa, debido a que la mayoría de ellos son capaces de ingerir los cloroplastos (los órganos celulares encargados de la función clorofílica) de las algas de las que se alimentan, los cuales los depositan en su organismo. Una vez en el cuerpo del “ladrón” (a este fenómeno se le denomina cleptoplastia), los cloroplastos se cree que siguen funcionando y haciendo la fotosíntesis. Se han realizado experimentos con estos animales (con Elysia viridis) y los ejemplares situados a oscuras pierden peso muy rápidamente. Por esta capacidad de utilizar la energía del sol para alimentarse a los sacoglossa también se les llama babosas de mar solares. En nuestros mares la especie más frecuente de ver es Elysia timida sobre fondos ricos de algas verdes, a poca profundidad.

Elysia timida, un sacoglosso habitual en las zonas de algas. De muy pequeño tamaño, esta Elysia timida apenas mide 1 cm. Fotografiada en aguas murcianas. Su zona dorsal, en la que este animal sitúa los cloroplastos que extrae de las algas de las que se alimenta. 
Foto: Luis Abad
Los notaspideos tienen, en general el cuerpo masivo y forma ovoidal. También se les llama babosas con las branquias laterales (pleurobrancaceos = branquia a un lado), pues las tiene al lado derecho de su cuerpo, y no son visibles. Casi todos tienen concha, en algunas especies es externa, en forma de concha de lapa, pero en la mayor parte es interna y de forma oval. En algunos la concha está ausente. Son animales de tamaño mediano a grande, pudiendo superar los 15 cm. Poseen una rádula robusta con la que comen otros invertebrados, como esponjas o ascidias. Muchas especies son capaces de liberar sustancias ácidas a partir de glándulas del manto cuando son molestadas por algún depredador. En el Mediterráneo es posible encontrar a Pleurobranchus forskali, que no es propio de este mar, y que ha penetrado en el mismo por el Canal de Suez. Tylodina perversa, de color amarillo, y con la concha vista, a modo de gorrito chino, es el representante más conocido en el Mediterráneo.

El notaspideo Pleurobranchus forskali, presente en aguas mediterráneas tras su entrada por el Canal de Suez como especie invasora. 
Foto: Luis Abad
 
Tylodina perversa, el notaspideo más conocido. Lo más curioso de este animal es su concha externa, situada en su parte superior y con forma de “gorrito chino”. Siempre asociado a la esponja Aplysina aerophoba, de la que se alimenta y de la que obtiene el pigmento corporal que se denomina uranidina. De esta esponaj también obtiene diversos alcaloides defensivos que son expulsados por el animal cuando se le molesta junto con abundante mucosidad.  
El nombre de tylodina proviene del griego, que significa protuberancia. 
Finalmente, los nudibranquios son los más conocidos y evolucionados de los opistobranquios. Son los que tienen un mayor número de especies y formas y colores más extravagantes. Desde el punto de vista evolutivo han eliminado totalmente la concha en los adultos e incluso en algunos han eliminado incluso las branquias, que son sustituidas por un sistema de respiración cutánea. Casi todos ellos están dotados de rinóforos, que tienen funciones sensoriales, táctiles y quimiorreceptores. Los rinóforos tienen muchas formas diferentes y frecuentemente son retráctiles. En el dorso, pueden tener papilas y algunos tienen apéndices alargados, los “cerata”, que tienen función respiratoria, digestiva (pues contienen ramificaciones del aparato digestivo), y defensiva (con células urticantes).
Son todos depredadores, y se alimentan de otros animales. A veces, como ya hemos comentado, solo se alimentan de un solo animal, una esponja, una anémona, una ascidia… En el Mediterráneo se conocen aproximadamente 250 especies de nudibranquios, de las cuales el 25 % son endémicas, y muchos de ellos, sobre un 40 % se han descrito a partir de 1950.

El nudibranquio más conocido por los buceadores, la vaquita suiza, Discodoris atromaculata, antes denominada Peltodoris atromaculata. El epíteto, “atro-” proviene del latín "ater" que quiere decir “negro”, y “maculata” proviene de "maculatus" que significa “manchado”. Es un nudibranquio se distribuye por el Mediterráneo y las costas atlánticas desde Francia a las Islas Canarias y es inconfundible. Retrae los rinóforos y la corona branquial si se siente amenazado. 
Foto: Luis Abad

Precioso detalle de la zona branquial de Discodoris atromaculata o vaquita suiza.



Platydoris argo es una especie también grande, hasta 100 mm. Tiene el dorso de consistencia coriácea, con coloraciones variables, desde el marrón amarillento, hasta el naranja o rojo. Tiene manchas blancas difusas y se alimenta de esponjas.
Foto: Luis Abad

Flabelina affinis, es el nudibranquio aeólido (de los que tienen cerata o “pelillos”) más conocido para los buceadores. Longitud máxima 30 mm. Es muy común en el Mediterráneo. 
Foto: Luis Abad

El nombre de flabellina proviene del latín flabellum, que significa abanico.
Cratena peregrina. Se diferencia de Flabelina por los cerata de color marrón y azulados en la punta. 
Foto: Luis Abad
Dos Cratenas, una de ellas con su puesta. 
Chromodoris quadricolor. Esta nudibranquio dórido se puede ver en el Índico, el Mar Rojo y el Mediterráneo. 
 
Hypselodoris picta, o con el nuevo nombre Felimare picta. Este nudibranquio, de tamaño hasta 200 mm,  presenta enorme variabilidad en color y patrón de coloración. Por ello se han descrito distintas subespecies. 
Fotos : Luis Abad
Podríamos seguir hablando de estos animales sin parar, y si analizáramos cada una de las especies, podríamos describir un montón de curiosidades, a cual más llamativa. Nos reservamos pues para futuras ocasiones, donde hablaremos de algunas especies llamativas o curiosas. Espero que este primer acercamiento a estas glamurosas babosas os haya sido agradable y os haya permitido aprender algunas singularidades de estos espectaculares animales.

Para finalizar, un vídeo de curiosidades de los nudibranquios:




martes, 2 de mayo de 2017

NADANDO CON ORCAS EN NORUEGA

Texto: Mónica Alonso Ruiz y Olivia Manrique
Fotos: Olivia Manrique y Stromsholmen

Olivia Manrique por fin pudo cumplir uno de sus más ansiados sueños: nadar con orcas. Había conseguido realizar muchos de ellos, como bucear con el tiburón tigre, otros tipos de tiburones y con leones marinos. El norte de Noruega es el único lugar del mundo dónde es posible hacerlo, y el pasado mes de noviembre tuvo la oportunidad de pasar 6 días en un barco navegando entre orcas y nadando con ellas. Olivia es bióloga marina e instructora de buceo y nos conocemos de hace muchos años, de mis primeros tiempos en ZOEA, donde ella daba clase de biología marina, y donde aprendí tantas cosas de la vida marina. Ahora nos cuenta su experiencia con estos míticos animales.
Olivia Manrique en Tromso
Orcas: que aunque mal llamadas ballenas asesinas, no son ballenas en absoluto, dado que son los delfines más grandes. Son, como los grandes tiburones, depredadores situados en la cúspide de la cadena alimentaria, y se alimentan de todos los organismos situados por debajo de ellas, desde arenques a mamíferos marinos y tiburones. Son mamíferos, y por ello animales muy evolucionados y con una gran capacidad intelectual, que han demostrado numerosas veces por el desarrollo de una rica vida social y espectaculares estrategias de caza. El término orca viene del latín y significa monstruo de mar, y a su vez de la palabra orcus, dios de los infiernos. Nada más lejos de la realidad, como veremos a continuación: ni son monstruos ni ballenas tampoco.

La fascinación de Olivia por los grandes animales marinos le viene desde el inicio de sus estudios de biología. “De las orcas admiro su gran inteligencia, que les lleva a tener una gran vida social y familiar muy compleja, con lenguaje propio, e increíbles estrategias de caza, generalmente en grupo”, nos dice.

Las orcas de Noruega

Las orcas son cetáceos odontocetos (los que tienen dientes, a diferencia de las ballenas, que son misticetos), pertenecientes a la familia Delphinidae. En cuanto al su nombre científico es Orcinus orca, y para que veamos que son los delfines más grandes, Olivia nos explica que inicialmente se les llamó Delfinus orca.  Nombres comunes tienen muchos, y en general, en español se las conoce como orcas. En inglés se las llama killer whales (ballenas asesinas) o black fish (pez negro). Es curioso cómo los nombres comunes de los animales marinos muchas veces nos llevan a la confusión, pues ni son ballenas ni tampoco peces, ni asesinas.

Olivia nos cuenta que “Existen varios lugares en el mundo donde se pueden observar orcas. En primer lugar, y por el gran número de individuos que habitan sus aguas, se encuentra  la Columbia Británica, donde hay gran cantidad de negocios de avistamiento, y por tanto el lugar está  muy masificado; en segundo lugar está Nueva Zelanda, donde los avistamientos tan solo tienen una probabilidad de ocurrir en el 50 % de los casos; la Patagonia, donde el porcentaje de avistamiento es aún mucho menor; Sudáfrica muy al sur de Ciudad del Cabo, y por tanto muy lejos de cualquier lugar habitado, y también con muy escasas probabilidades de éxito, y finalmente en el norte de Noruega, en la región de Troms, que es sin duda el mejor lugar para avistarlas, y el único lugar en el mundo donde te permiten nadar con ellas. Se trata de una población residente en la zona, y que se alimenta exclusivamente de arenques”.

Según el operador hay unas 1000 orcas en la zona durante la temporada, lo cual garantiza al 100 % el encuentro con ellas. Las orcas están allí en los meses del invierno alimentándose de arenques. El resto del tiempo se cree que se encuentran en mar abierto y lejos de la costa.
En la zona norte de Noruega, desde 1992, el operador de buceo Stromsholmen Seasportcenter, propiedad de Olav Magne Strömsolm, viene realizando la actividad de safari con orcas, en la que se puede nadar con ellas desde mediados de octubre a mediados de febrero, que es cuando las orcas están por la zona, que representa su área de alimentación invernal, cuando la surgencia de plancton permite la existencia de bancos de arenques. Para ello cuentan con un barco, el MS Sula, que admite 12 clientes, en viajes de 3 o 6 días. Hasta diciembre las orcas están en la zona de Kaldfjord, y a partir de enero las orcas están en la zona de mar abierto, en la zona de la isla de Senja. Olivia nos cuenta que como ella estuvo a mediados de noviembre, se partía de la ciudad de Tromso, que cuenta con aeropuerto propio, se pernoctaba en el propio barco en un muelle cerca Tromso a unos 30 minutos en coche de la ciudad y cada día por la mañana se salía en búsqueda de las orcas.
El puerto de Tromso. 
Hay que considerar que se está muy al norte y que las horas de día son escasas: en los meses de noviembre, diciembre y enero las horas de luz son de 9,30 a 13,30 y en octubre y febrero desde las 9 a las 14,30. No se trata de luz diurna como estamos acostumbrados, sino de claridad solamente, y el sol no es visible desde finales de noviembre a mediados de enero, en lo que se considera noche polar.
El barco MS SULA. Obsérvese la luz diurna, la de la foto es la máxima que se tiene en noviembre. 

La actividad de nadar con orcas. La logística

El barco no es un barco de buceo como a los que estamos acostumbrados los buceadores: uno se equipa en dónde “quiere”, aunque lo normal es el interior del propio barco por el frío, y los trajes se dejan escurrir en un pequeñísimo cuarto acondicionado para ello. En superficie hay unos 5 grados bajo cero, por lo que equiparse en cubierta no es muy aconsejable. La temperatura puede ser aún más baja en función de la semana en la que se realice la actividad pudiendo alcanzarse los 15-20 grados bajo cero.

Una vez encontradas las orcas, Olivia nos explica que se hacen dos grupos de 6 personas, y cada grupo se alterna para ir al agua, estableciéndose turnos rigurosos de alrededor de 2 horas (en función de las horas de luz estos tiempos pueden modificarse algo), para que ningún cliente esté más tiempo con las orcas que otros. Para acercarse a las orcas se utiliza una embarcación auxiliar o dinghi, en la que los nadadores van totalmente equipados con el traje seco, capucha, máscara y tubo, sentados con las aletas hacia el agua, dispuestos a saltar a la voz de Go!!!, go!!! “Es impresionante estar rodeado de cantidad de grupos de orcas por todos lados. Es una pena que la luz sea tan escasa y las oportunidades de hacer buenas fotos tan difíciles”, describe Olivia.
El dinghi con los nadadores y su traje seco en posición de tirarse al agua.

Fotografiar las orcas con estas condiciones de luz es difícil. 
La seguridad en la actividad es absoluta: no te permiten estar en el agua más de 4-5 minutos cada vez, para evitar problemas con el frío y no molestar a los animales pero te permiten entrar en el agua varias veces según los turnos de los grupos. Hay un buzo de seguridad, un apneista (Pierre Robert de Latour) que conoce excepcionalmente bien a estos animales, un verdadero valiente que siempre va equipado con neopreno y que con ese equipo practica la apnea con más facilidad: el resto de personas en el agua pueden hacer apnea sin problema aunque con el traje seco resulta bastante complicado.
El barco auxiliar. 
El apneista de seguridad, Pierre Robert de Latour es experto en orcas y cabeza de la asociación USEA (Undersea Soft Encounter Alliance), que se dedica a estudiar y defender a estos animales.
Pierre Robert de Latour, el experto en orcas y apneista de seguridad. 
Olivia nos muestra su sorpresa porque “las exigencias a los clientes, considerando las condiciones del mar, curiosamente son nulas. No se exige licencia de buceo, dado que es una actividad en snorkel, aunque requiere del uso de traje seco. La temperatura del agua estaba en 6 grados, y las condiciones del mar, aunque bastante buenas al encontrarnos al resguardo en los fiordos, eran duras, requiriéndose de gran agilidad y habilidad para pasar del barco al dinghi (principalmente el agotamiento lo producen las subidas y bajas continuas al barco durante la actividad: mucha ropa, y  movilidad reducida). Es una actividad físicamente exigente y el movimiento de los clientes tanto del barco al dinghi como la entrada al agua y salida se realiza siguiendo estrictamente las indicaciones “casi militares” de la tripulación. Se trata de extremar las medidas de seguridad, evitar caídas al agua y de que no se pierda nadie.”

El protocolo es el siguiente: con el dinghi se navega de forma muy respetuosa entre los grupos de orcas, analizando qué es lo que está haciendo cada uno, luego se aproximan al grupito que consideran adecuado para el acercamiento, se permite a los nadadores tirarse al agua e interactuar con los animales, y se sale del agua cuando te lo indican. Se trata de acercarse a grupos que el operador considera adecuados para realizar la actividad. No se puede uno acercar demasiado a los animales ni por supuesto tocarles. Y en el caso de que el buzo de seguridad estime que hay un acercamiento excesivo, obliga a salir a todo el mundo del agua.
Los 4 pasos de la observación y natación con orcas. 
Olivia nos explica que “no se pasa frío en el agua si vas bien equipado. Ella llevaba doble capucha, aunque el resto solo llevaban una y ella en particular llevaba guantes secos, con los que solo tenía frío en los trayectos del dinghi. Para los que llevan guantes húmedos en el barco hay  un termo de agua de caliente, que utilizan entre  salto y salto para templar las manos de todos aquellos que lo necesitábamos,  aunque principalmente estaba destinado para aquellos que utilizaban guantes húmedos”.

La interacción con los animales. Las sensaciones vividas

Como ya hemos explicado al principio, no es la primera vez que Olivia entra en contacto con grandes animales en el agua, y por ello le preguntamos por sus sensaciones en el contacto con las orcas. “En realidad las orcas no transmiten agresividad ni tampoco hostilidad: es impresionante ver como un animal que puede matarte si quiere, te ignora la mayoría del tiempo. Lo que más me gustó fueron las ocasiones en las que tu mirada se cruza con la de alguno de los animales. Ahí es donde te das cuenta de su majestuosidad y su inteligencia: en realidad te están observando todo el tiempo sin que te des cuenta, más bien te controlan ellas a ti. Y no expresan nada de curiosidad hacia los nadadores. Se nota que en realidad nuestra presencia no afecta mucho a su comportamiento”. Por otro lado nos explica que “a diferencia de nadar o bucear con delfines o leones marinos, o incluso con algunas especies de tiburones, las orcas no muestran especial curiosidad por los humanos; simplemente parecen aceptarte como una especie más de su hábitat, y son ellas claramente las que deciden en cada encuentro, cuánto tiempo se quedarán  a tu lado y la intensidad del mismo: si no les interesa tu presencia, sencillamente se marchan”.  
Las orcas suelen sacar la cabeza para “espiar”.
Además de orcas, por la presencia de plancton y bancos de peces, también son muy frecuentes los encuentros con enormes yubartas o ballenas jorobadas. Sin embargo, a diferencia de con las orcas, se permite nadar a su lado si se da “casualmente” la circunstancia, y los buceadores ya están en el agua, pero no te dejan es tirarte a su lado “planificadamente”. “Nos dejaron bien claro que el acercamiento a una yubarta alimentándose es peligroso, no porque el animal sea agresivo, sino por el enorme tamaño del mismo, que no tiene en cuenta la presencia de nadadores a su alrededor, y que te puede dar un buen golpe sin quererlo cuando se mueve hacia los arenques o cuando abre su enorme bocaza. Hay una gran diferencia con el avistamiento o natación en otros puntos del planeta, como en Tonga por ejemplo, dado que aquí las ballenas se están alimentando y allí están criando y no se alimentan, por lo que el riesgo de colisión cuando abren su enorme boca no es tan probable”.
Las condiciones idóneas para realizar esta actividad son en primer lugar tener buena luz (mejor en octubre o febrero que en noviembre, diciembre o enero), que las orcas estén por la labor de interactuar con los nadadores y, el mejor momento, es sin duda alguna, cuando las orcas consiguen formar la bola de arenque, que es cuando las orcas se muestran en acción, y se “olvidan” de nuestra presencia. Pero, según Olivia, “no es lo habitual tener esas condiciones óptimas. Aún así el encuentro con estos animales es espectacular y una experiencia inolvidable el poder cruzar la mirada con ellas, sin duda un momento mágico en el que te das cuenta de que son seres inteligentes como nosotros. Es un sueño hecho realidad: las orcas son maravillosas por su estructura social, por saber que se comunican entre sí con lenguajes muy elaborados, llegando a tener dialectos específicos para cada grupo, por su comportamiento y por las estrategias de caza tan elaboradas que tienen. Estuve en Península de Valdés hace años, que es donde las orcas de allí utilizan la técnica de lanzarse a la orilla con riesgo de varamiento para cazar leones marinos, y me explicaron que esa estrategia tan sofisticada cada día la utilizan menos, aunque se desconocen los motivos, y han ido desarrollando otras, alternativas. Es impresionante ver lo inteligentes que son y cómo adaptan sus estrategias a los tiempos que viven”.   
En el viaje que hizo Olivia tuvo la suerte de que el Dr Alessandro de Maddalena, experto en grandes animales como el tiburón blanco y las orcas, les dio un curso de cetáceos y de orcas, en el que pudo aprender muchas cosas curiosas sobre estos animales.

Como actividades complementarias a realizar durante el viaje, por las tardes el barco está amarrado en el muelle y te acercan a la ciudad diariamente y es posible hacer excursiones para ver las auroras boreales o visitar su acuario ártico.
Sin duda ha sido una experiencia impresionante poder estar cerca de estos grandiosos animales, y una suerte que Olivia Manrique nos la haya contado. Posiblemente muchos de vosotros ya os estéis animando a hacer un viaje como este. Pues si es así tenéis que daros prisa, pues las plazas para 2017 y 2018 que quedan son pocas.

Referencias: